Cada cierto tiempo,
el pintor Rubén Belloso pone su conocimiento y experiencia artística, al
alcance de todo aquél que quiera forma parte de alguno de los cursos que
imparte en ciertos momentos del año. Es una oportunidad única para acercarse a
la técnica del pastel, de la mano del autor de esos grandes retratos que nos
dejan sin respiración.
Desde un primer
momento, su humildad y cercanía contrastan enormemente con su inmensa capacidad
para embellecer el mundo. Al más puro estilo “michelangelesco”, su trazo
decidido y seguro pareciera seguir los pasos de un plan previamente pactado
entre su yo más íntimo y las formas esenciales de lo real.
Casi me atrevería a
decir, que más que a pintar, a lo largo del curso lo que realmente se aprende
es a mirar. Entre otros aspectos, se
aprende a entender cómo la conjugación armoniosa del contraste de sombras, la
profundidad del volumen o la necesidad de la opacidad, convierten en “obra de
arte” lo que en algún otro momento sólo fue una mera tabla sin más.
Así, entre trazos y
difuminados, y ante la sincera admiración de los distintos alumnos, es
sorprendente poder contemplar cómo los dedos del joven artista extraen de la
tabla una presencia irrevocable que siempre estuvo ahí, y sin embargo nunca supimos observar.
Y al término de
este inolvidable encuentro, una misteriosa pregunta me acompaña sin cesar: ¿cuánta
belleza podrá llegar a emerger de esa ejecución magistral?...
4 comentarios:
Muy buena la narración y muy bien explicado lo que se siente al lado de n profesor asi y compañeros.
Muchas gracias. Fue un curso magnífico. Mucho talento y muy buena gente.
Maravillosa y conmovedora, realmente un gusto leerte
Venta..., se agradece tu visita.
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