
…pasan las horas… y el tiempo no transcurre… Repentinamente la mirada se detiene, el maestro se levanta y comienza la danza. La materia se entrega a la melodía de esos gestos que buscan la sensualidad. El maestro se sumerge en un silencio imposible de descifrar…
Súbitamente, el barro comienza a susurrar perfiles admirables…