miércoles, 30 de junio de 2010

El caso Perelman: la fama de la verdad

Hace un par de semanas saltó a la noticia un matemático ruso que se había negado a recoger el premio que le fue otorgado por la Fundación Clay -y la dotación económica de un millón de euros que el mismo trae consigo-, al haber resuelto uno de los denominados enigmas matemáticos del milenio (la “Conjetura de Poincaré”). Lo curioso del caso es que el problema fue resuelto por un matemático que ni tan siquiera ejerce dicha actividad profesionalmente, sino simple y llanamente por puro interés personal, algo admirable y difícil de encontrar en los tiempos que corren.
En 2006 al citado matemático, Grigori Perelman, ya le fue concedida la Medalla Fields por la resolución de dicho enigma. Este reconocimiento, equivalente al Nobel de las matemáticas, igualmente fue rechazado. Para mayor asombro ha de saberse que el genio ruso consiguió alcanzar esta resolución, sin mantener contacto alguno con el mundo académico oficial. El matemático apenas mantiene correspondencia con otros colegas, por lo que habría sido capaz de resolver el enigma de una manera solitaria y en un anonimato absoluto. La resolución matemática pudo ser conocida por todos, gracias a que Perelman publicó sus resultados en internet.
Al parecer, Perelman vive en un pequeño apartamento de San Petersburgo junto a su madre, donde ambos subsisten de la escueta pensión de viudedad de la señora y de lo poco que consigue ganar con algunas clases particulares. ¿Estaremos ante la figura de un auténtico sabio, preocupado únicamente por la verdad del conocimiento?
Una vez más nos hallamos ante una complicada y delicada frontera, que nos hace pensar en la ya manida pregunta: ¿Genialidad o locura?

“No necesito nada.”
Grigori Perelman

miércoles, 23 de junio de 2010

La desnudez de la verdad

La verdad siempre ha sido uno de los grandes campos de batalla para el pensamiento humano. A lo largo de los siglos se han desarrollado diversas e interesantes maneras de aproximación a la verdad. Personalmente, la consideración heideggeriana del asunto siempre me ha parecido una manera muy acertada de acercarse a la misma. En su obra cumbre, Ser y tiempo (1927), el maestro alemán exponía inicialmente su concepto de verdad como “desocultación” y allí nos explicaba que la verdad es desvelamiento. Según Heidegger, hay que ir desnudando lo real hasta llegar a su esencia.
Este concepto piensa la verdad como algo profundo, como un “fenómeno” que se encuentra oculto entre una serie de velos que hay que ir quitando de en medio. Pero si la verdad es esencial a la existencia misma, ¿por qué cuesta tanto encontrarla?
Si pensamos que la verdad emana del ser y el ser es lo que nos hace estar de una determinada manera, ¿por qué cuesta tanto esfuerzo alcanzar la verdad? La verdad de las cosas tendría que presentarse inmediatamente en cualquier circunstancia sin más. Las cosas son porque son verdad, y la falsedad y el error residen únicamente en la capacidad humana de juzgar. ¿Por qué entonces solemos tropezar constantemente con el error? Al parecer la capacidad humana de juzgar, suele jugar malas pasadas en el desesperado intento por alcanzar la verdad, poniendo incluso más trabas de las que debiera.
Del mismo modo que Heidegger, pero desde el ámbito de la creación plástica, el divino Miguel Ángel sostenía que la tarea del escultor consistía básicamente en quitar, en desnudar el bloque de mármol hasta alcanzar la desnudez plena de la figura. Véase, por ejemplo, el David.
En definitiva, pues, de un modo u otro, os quiero hacer llegar la idea de que la verdad está más cerca de lo que pensamos y sin embargo seguimos sin ser capaces de alcanzarla.
¿Qué pensáis al respecto?

sábado, 19 de junio de 2010

Saramago alcanza la eternidad


José Saramago se ha hecho eterno.


El Saramago que no realizó estudios universitarios, que nos habló de su abuelo en el discurso de recogida del Nobel o al que tuve la oportunidad de ver en la Universidad de Sevilla hace ya algunos años, se marchó ayer para siempre jamás.

En el día de ayer, el Premio Nobel de Literatura encontró su particular camino hacia la eternidad. Ahora podrá dialogar con Dante sobre su descripción del Paraíso.

Saramago siempre rehusó de otra vida que no fuera ésta, pero a buen seguro que a estas alturas ya habrá mantenido algún diálogo pausado con alguno de los genios que ya pasean por el jardín de los jardines. Imagino a Saramago comentado su lectura del Quijote con Cervantes o discutiendo con Unamuno sobre Dios. ¿Y cómo será su encuentro con el laberíntico porteño?...


Borges: "José, hace ya algún tiempo que esperábamos tu llegada."


Saramago: "¡Qué sorpresa! Ni en mis mejores relatos hubiera podido llegar a imaginar que podía existir otra vida, y menos aún que en ella tendría la oportunidad de poder hablar con los grandes genios del pasado."


Borges: "Yo, sin embargo, tuve la enorme fortuna de encontrar aquí la mayor biblioteca que nunca pudiera haber imaginado, tal y como comenté en alguna ocasión."

Saramago: "Sin duda, tendrá que conducirme a ese maravilloso lugar."

Borges: "De eso no me cabe la menor duda. Pero, por favor, llámame por mi nombre. Aquí todos nos llamamos por nuestro nombre, aquí todos somos iguales.
Seguro que te encantará hablar con Miguel, William o Leon. Además, aquí no tenemos problema alguno con el lenguaje. Aquí todos hablamos el mismo lenguaje, el lenguaje esencial de las cosas que se muestra sin hablar."

Saramago: "Me encantará hacerlo. Ahora que lo sé, puedo decir que tenemos toda la eternidad para ello..."

A José Saramago

jueves, 10 de junio de 2010

Política y ¿verdad?

Hay ocasiones en que la verdad, que tanto se trata de ocultar, estalla en la cara de aquéllos que la quieren silenciar. Siempre, pero más aún en los tiempos que corren, se necesitan impulsos honestos, motivados por un sincera intención de comprensión global.






domingo, 6 de junio de 2010

Palabra de escritor

Vuelvo, o mejor dicho, volvemos de una breve estancia fuera y durante estos días he estado leyendo algo de Vargas LLosa, y a lo largo de esas páginas he encontrado un texto, que considero sinceramente interesante para entender mejor el sentido de la creación artística. Sin más, pues, cedo la palabra al maestro:

"Ocurre que un novelista puede extraviarse y ser manejado extrañamente por aquellas fuerzas que pone en marcha al escribir. Como, en la soledad de la creación, no solo vuelca su lucidez sino también los fantasmas de su espíritu, éstos, a veces, desarreglan lo que su voluntad quiere arreglar, contradicen o matizan sus ideas, y establecen órdenes secretos distintos al orden que él pretendió imponer a su historia. Bajo su apariencia racional, toda novela domicilia materiales que proceden de los fondos más secretos de la personalidad del autor. A este envolvimiento total del creador en el acto de inventar debe la buena literatura su perennidad, porque los demonios que acosan a los seres humanos suelen ser más perdurables que los otros accidentes de sus biografías."