miércoles, 23 de junio de 2010

La desnudez de la verdad

La verdad siempre ha sido uno de los grandes campos de batalla para el pensamiento humano. A lo largo de los siglos se han desarrollado diversas e interesantes maneras de aproximación a la verdad. Personalmente, la consideración heideggeriana del asunto siempre me ha parecido una manera muy acertada de acercarse a la misma. En su obra cumbre, Ser y tiempo (1927), el maestro alemán exponía inicialmente su concepto de verdad como “desocultación” y allí nos explicaba que la verdad es desvelamiento. Según Heidegger, hay que ir desnudando lo real hasta llegar a su esencia.
Este concepto piensa la verdad como algo profundo, como un “fenómeno” que se encuentra oculto entre una serie de velos que hay que ir quitando de en medio. Pero si la verdad es esencial a la existencia misma, ¿por qué cuesta tanto encontrarla?
Si pensamos que la verdad emana del ser y el ser es lo que nos hace estar de una determinada manera, ¿por qué cuesta tanto esfuerzo alcanzar la verdad? La verdad de las cosas tendría que presentarse inmediatamente en cualquier circunstancia sin más. Las cosas son porque son verdad, y la falsedad y el error residen únicamente en la capacidad humana de juzgar. ¿Por qué entonces solemos tropezar constantemente con el error? Al parecer la capacidad humana de juzgar, suele jugar malas pasadas en el desesperado intento por alcanzar la verdad, poniendo incluso más trabas de las que debiera.
Del mismo modo que Heidegger, pero desde el ámbito de la creación plástica, el divino Miguel Ángel sostenía que la tarea del escultor consistía básicamente en quitar, en desnudar el bloque de mármol hasta alcanzar la desnudez plena de la figura. Véase, por ejemplo, el David.
En definitiva, pues, de un modo u otro, os quiero hacer llegar la idea de que la verdad está más cerca de lo que pensamos y sin embargo seguimos sin ser capaces de alcanzarla.
¿Qué pensáis al respecto?

29 comentarios:

Paloma Corrales dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paloma Corrales dijo...

Mi querido Rubén, aunque seguro ya intuyes lo que pienso, yo creo que es nuestra actitud la que no nos deja ver la verdad, quizá seamos nosotros los que tenemos que aprender a desnudarnos y mirar de otra manera (¿desde el centro mismo?), ya sabes; "lo esencial es invisible a los ojos".

Muy buena la entrada.

Un beso enorme.

MAR dijo...

QUE LA VERDAD INTERIOR...ES LA REAL VERDAD, LA QUE TE DA ALAS Y TE DEJA VOLAR.
Cariños para ti.
mar

maile dijo...

Escuchaba de mis mayores cuando era niña "la verdad no tiene mas que un camino". Supongo que la contraponian a la mentira o a las verdades a medias.
En cada vez mas ocasiones la verdad no nos resulta comoda, o conveniente. No se si la velamos, velamos nuestro ser, o volvemos la mirada hacia otro sitio.

Saludos señor Ruben.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Paloma, nuestra actitud es precisamente lo que nos impide desnudarnos plenamente de nuestros prejuicios.

Un beso.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Mar, recordemos pues a Agustín de Hipona: "La verdad habita en el interior." Muchas gracias por pasar y dejar tus pensamientos.

Besos.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Maile, la verdad es un asunto tan profundo y complejo, que verdaderamente resulta difícil acercarse al mismo sin una intención previa.

Saludos!

Mercedes Pinto dijo...

Si mirásemos el mundo como un niño veríamos la verdad en cada cosa, así de sencillo. Pero crecer es sobrevivir, y sobrevivir implica competir, enmascarar la verdad.
Un abrazo.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Mercedes, tu comentario muestra que tienes carácter de poeta y experiencia de mujer de hoy. Muy bueno.

Gracias y un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

A lo mejor ahi esta el error,
en intentar alcanzar lo inalcanzable y dejarla pasar sin disfrutarla en los dias...
solo hay que mirar mejor alrededor,
llámalo verdad, llámalo vida,
solo vivirla,
beberla
disfrutarla...
no pretendo alcanzarla...
ella entenderá mis errores y me los disculpará.

Anónimo dijo...

No puede ser he caido en la trampa y me has hecho pensar,
la desnudez de la verdad,
es más fácil de detectar de lo que parece,
quizás la verdadera cara sea la otra,
su parte vestida, tapada, la que procuramos esconder llamando errores, mentiras,
y entonces por que siempre caemos en eso?
y luego andamos buscando los adjetivos que lleven su nombre...

no quiero pensarlo
no quiero

pero me has hecho hacerlo.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Sirocos, esa actitud del disfrute del instante nos haría casi sabios...

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Sirocos, me alegro de que hayas caido en la trampa para alcanzar una perspectiva tan genial.

Un abrazo... y sigue pensando.

José María Alloza dijo...

Lejos de mi la vocación de un Torquemada, pero no puedo dejar pasar un artículo sobre Heiddegger sin poner mi granito de arena.
Uno de los dramas de nuestra época es que el filósofo más grande del siglo era nazi; decía en substancia Emmanuel Levinas (que fue su alumno en los años 30)
Poniendo aparte que considerar Heidegger como el filosofo más grande del siglo me parece, a mínima, una exageración, incontestablemente Heidegger a influenciado numerosos filósofos, lingüistas, véase psicoanalistas contemporáneos. He aquí el drama y la dificultad de la crítica de Heiddegger, y efectivamente, su filosofía ha conseguido esterilizar el pensamiento europeo –en particular la filosofía francesa- regándolo de “no-sentidos” (non-sens).
El problema no es tanto que el Señor Heiddegger tuviera o no la cartilla del partido nacional-socialista y que fuese miembro hasta el final de la guerra, si no que su filosofía puede interpretarse (es objeto de debate) como radicalmente nazi o mejor dicho sur-nazi.
Difícil de desarrollar en este comentario reacción –además que no soy filosofo de profesión y mes lecturas de H son ya antiguasd- pero me parece que la lectura (únicamente) “inmanente” de Heidegger es más propicia a la ceguedad que a la descubierta del sentido (du sens)…
A veces pasan cosas que son el resultado de la posición ontológica de los hombres… Y la teorización de la realidad no puede servir de excusa, siempre existe la libertad de decir NO a la barbaría, aun a costa de su vida.
Dicho esto, que algo tiene que ver con la verdad, volveré para comentar más directamente el post.
Mi cordial saludo y mil gracias por publicar cosas que hacen pensar.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Amadeus, agradezco enormemente tu comentario, ya que me encanta discrepar desde el respeto y la comprensión.
Que Heidegger sea o no el filósofo más grande del siglo XX puede quedar en una discusión interminable. Hablar del más destacado en cualquier ámbito siempre es complicado, y aunque reconozco que yo entiendo a Heidegger como el filósofo más grande del siglo XX, he de reconocer que la complejidad de su intento y de su lenguaje hacen que la lectura de su obra sea harto complicada.
Por otro lado, como en el caso de otros intelectuales, pienso que no podemos menospreciar su obra por sus planteamientos políticos pesonales.
La importancia filosófica de Heidegger está en que su trascendencia reside más en los caminos que abrió y los antiguos problemas que replanteó, que en las soluciones que planteó, ya que el espíritu de su filosofía no reside en solucionar problemas, sino en replantearlos adecuada y nuevamente.

Un saludo y espero que sigamos escribiéndonos.

José María Alloza dijo...

Pues entonces vamos a por una “disputatio” que también me encantan.
Ante todo me perdonaras alguna torpeza lingüística dado que el español, aun siendo mi lengua materna, no es mi idioma universitario y de trabajo, y eso desde hace muchos años.
Vamos por partes. Puesto que de desvelo de la verdad y de Heidegger se trata, empecemos –si te parece conveniente- aclarando la historia personal del filósofo.
Yo no creo que la historia -y los actos- se deslicen sobre la piel del filósofo –y de los hombres en general- tal el agua sobre las plumas del pato. Dicho de otra manera no creo que podamos leer Heidegger haciendo la economía de lo que fue. Hoy día sabemos de manera documentada que el nacional-socialismo de Heidegger no fue un accidente. (reconocerás la tesis de Farias)
Heidegger pertenecía a la corriente la más radical –revolucionaria- del NSDAP –es decir los S.A. de Rhom- la corriente que “representa(ba) la verdad interna y la grandeza del nacional-socialismo” según las propias palabras de Heidegger. Su supuesto alejamiento –dimisión del rectorado Friburgo- no es nada más que la consecuencia de la victoria de la corriente “gestionaría” de la SS y de Rudolf Hess. Ósea se trata de un problema de poder y de orientación al interior del campo del nacional-socialismo. Es más, el poder nazi nunca lo censuró y continuó publicando sus escritos a pesar de considerarlo como demasiado radical; como decía un responsable (a ver si encuentro la cita que ahora cito en substancia y de memoria) “debemos dejar una cierta libertad a Heidegger porque representa la esencia de la filosofía del nacional-socialismo y filósofos de ese calibre no tenemos muchos…”
Que yo sepa, ni en privado ni en público, el Señor Heidegger ha presentado, escrito, dicho la menor excusa o explicación sobre su comportamiento y escritos en el periodo que va de los años 30 hasta el final de la guerra.
Mi convicción personal es que somos lo que hacemos; o de manera más extensa somos intencionalidad en actos. No podemos huir de nuestra responsabilidad ética bajo el pretexto -excusa de una supuesta “esencia” que sería extranjera a nuestra “realidad practica”, en actos.
“No escuchéis lo que digo, mirad lo que hago” decía Bergson…
¿Entonces?
Entonces queda por explicitar (la relación conceptual) como se puede escribir por un lado que “la posibilidad de la existencia autentica tiene su raíz en la posibilidad de escoger un modo de existencia autónomo” y del otro “ (…) el héroe se alza (…) para morir en vista de la tierra alemánica, por el pueblo alemán y por su Reich….” O todavia (en el manifiesto de la ciencia alemana por Adolf Hitler) : “ El Führer no solicita nada del pueblo. El Führer da al pueblo la posibilidad la más inmediata de la más alta y libre decisión; saber si el pueblo quiere su propia existencia o si no la quiere. El pueblo elige mañana nada menos que su porvenir. …”
¿Dónde está la verdad? Pregunto.
Ahora me vas a “obligar” a leer de nuevo Heidegger, si quiero comentar seriamente :-)
Un cordial saludo.
José María

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Amadeus, vamos a ello. El lenguaje está perdonado. Ningún problema.
Te escribo por la noche y te dejo una respuesta inmediata, sin recurrir a citas ni a profundizaciones demasiado exhaustivas sobre Heidegger, para lo cual siempre estoy dispuesto.
Estoy de acuerdo en que los hechos personales determinan la obra de cualquier creador, pero eso no quiere decir que todas las circunstancias personales determinen absolutamente cada creación en particular. Por ejemplo, que Heidegger estuviera vinculado al partido nazi no quiere decir que los secretos de la existencia que nos desvela en "Ser y tiempo" o en la "Carta sobre el humanismo" sean una especie de nazismo oculto. Personalmente y después de estudiar mucho todo lo que tiene que ver con Heidegger, considero que de algún modo Heidegger consideró al nazismo en sus inicios como una especie del resurgimiento político del ser, que la Alemania de la época -algo perdida en su identidad como nación- necesitaba en ese momento.
De hecho, respecto a la unificación de vida y obra, tenemos muchos ejemplos de granmdes creadores que fueron miserables personas.
Como bien dices, no hay ningún documento escrito, sonoro o visual que demuestre que Heidegger se retractara de su afiliación al nazimso. Pero nunca he entendido porque se machaca vehemente a Heidegger con este tema y no se dice nada de otros intelectuales que incluso fueron más activos.
Estoy contigo en que somos lo que hacemos, pero tambiíen añadiría que hacemos lo que pensamos y sinceramente creo que aún siendo personas malvadas se pueden crear obras maravillosas.

Se han quedado muchas cosas en el tintero, por lo que te seguiré respondiendo en los días sucesivos.

Un abrazo!

José María Alloza dijo...

Sin orden de prioridad o de importancia me desvelo como materialista impenitente…
- Me parece que el problema respecto a la relación entre el Heidegger concreto y el filosofo no es una supuesta dicotomía entre una vida de seguridad pequeña burguesa (para hacer imagen) en contradicción con una filosofía de la “inquietud”; filosofía que “traspasaría” las condiciones concretas -objetivas de su elaboración (contradicción que en si merecería el cuestionamiento de la autenticidad…). La problemática (objeto de debate y no afirmación de autoridad) es que al contrario parece existir una cierta coherencia entre la elaboración filosófica de Heidegger y sus posiciones políticas y actos, si admitimos que la “inquietud”, el irracionalismo, el anti-humanismo (aunque Heidegger habla de trans-humanismo, si entendí bien) el romanticismo pequeño burgués, etc… son elementos estructurales del pensamiento fascista.
Que otros intelectuales o artistas fuesen igualmente o más comprometidos no cambia nada al asunto. No todos tienen o tuvieron el impacto de Heidegger en el pensamiento contemporáneo.
- La originalidad teórica de Heidegger me parece por lo menos cuestionable. Los conceptos de “cosificación” de “alineación” de “fetichismo de la mercancía” tal como les teorizó Marx son anteriores y a mi parecer muchos más fecundos. Admitiendo el habitual reproche de “economismo”, respecto a los conceptos de Marx, basta enriquecerlos con las aportaciones de un Lukcas o de un Marcusse por ejemplo.
Un abrazo.
Y si también pensamos... Por eso hablo de “intencionalidad en actos” (aunque sin estar muy seguro de la claridad de la expresión :-)

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Amadeus,
no puedo dejar de reconocer que sería absurdo obviar la unidad entre el “Heidegger-creador” y el “Heidegger-persona”. De hecho, Heidegger abogaba en sus escritos por una vida lo más cercana posible a lo natural y su modo de vida en la Selva Negra atestigua este planteamiento. Hasta bien tarde, ni siquiera tuvo luz eléctrica.
Pero en el caso concreto del nazismo, no creo que sea adecuado realizar afirmaciones como aquéllas que sostienen que “Ser y tiempo” es poco menos que una elaboración teórica del nazismo.
Por otro lado, es cierto que el que otros creadores hayan caído en “errores” políticos no justifica el caso de Heidegger.
Respecto a la originalidad de Heidegger no creo que se pueda decir que ésta es cuestionable. A lo largo de su obra, Heidegger “replanteó”, modificó y actualizó muchas grandes ideas filosóficas. Por ejemplo, en “Ser y tiempo”, Heidegger recupera magistralmente la cuestión del ser y nos presenta de primera mano el error de interpretación histórico de la misma, a la vez que problematiza con una profundidad admirable la temporalidad.
En la “De camino al habla”, nos alerta sobre las posibilidades del lenguaje y su cercanía con el silencio, el cual se hace profundamente significativo al querer pensar el ser.
Y en “La cuestión de la técnica”, Heidegger se adelanta a muchas de las consecuencias más nefastas de la técnica para el hombre.
Así, podría seguir con muchos otros ámbitos de sentido, enumerando distintos planteamientos donde nuestro autor ha desarrollado profundas y fructíferas ideas.

Un abrazo.

P.D.: A lo mejor, mi entrada sobre Heidegger de 9 de agosto de 2009, "Martin Heidegger: un pensador del siglo XX" podría aclarar algo: http://narracionesinteriores.blogspot.com/2009/08/martin-heidegger-un-pensador-del-siglo.html

José María Alloza dijo...

He leído tu excelente entrada sobre Heidegger. Veo que no soy el único preocupado por la “praxis” de H.:-)
Tienes un largo comentario por allí.
Cordiales saludos!

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Amadeus, gracias por tu lectura. La práxis de Heidegger siempre ha dado mucho que hablar... voy a verlo.

Un saludo!

José María Alloza dijo...

Hola Rubén,

Bueno, voy a dejar de dar vueltas e intentaré dar mi opinión respecto a la verdad.

Adoro la metáfora sobre la obra de arte que existía dentro del bloque de mármol, pero después de leerte creo seré más prudente cuando vaya a utilizarla. :-)

Para serte totalmente sincero, no me convence mucho la teoría de la verdad enmascarada o de identidad (se refiere al Logos griego, ¿no?). Verdad que sería “esencia” ¿une vez por todas? La verdad estaría ahí, cerca de nosotros -en nosotros mismos- y solamente sería necesario desvelarla...

No creo que exista la verdad enmascarada o cercana (la esencia) En mi parecer, solo existe la “verdad” transitoria, la verdad sometida a la posibilidad –inevitable- de la refutación, en el movimiento mismo del conocimiento. Lo que llamamos verdad no es nada más que el estado provisional del conocimiento (de la ciencia)…
El resto es asunto de fe –sin necesariamente un “dios” – y escogí no creer…

« Rien ne va de soi. Rien n'est donné. Tout est construit » decía Gaston Bachelard.

Saludos!

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Amadeus, la metáfora del bloque de mármol estaba tomada por su claridad, pero cuando hablamos de desvelar también podemos poner el ejemplo de las personas. Hay que ir conociendo a una persona, para ir desvelando su persona y alcanzar su ser auténtico.
Y respecto a la verdad, no sé... ¿te parece que la verdad del amor de la madre que realmente quiere a su hijo, es algo que se pueda poner en duda?, por poner un ejemplo... o también, la verdad del horror de los nazis es algo que se pueda cuestionar. Sinceramente pienso que nuestra existencia se asienta sobre una gran verdad, de la que es imposible huir... otra cosa sería analizar si estamos capacitados para asumirla plenamente.

Un abrazo!

José María Alloza dijo...

Depende si hablas de un amor materno concreto o del amor materno en general… Porque, si de este último se trata, te diré que es cuestionable, por lo menos a nivel histórico. Así rápidamente, y si recuerdo bien, la imagen (por lo menos en Europa) de la madre y de la mujer tal como la conocemos –poniendo aparte los matices más recientes de la revolución feminista- nace a finales del siglo XVIII y se desarrolla durante el siglo XIX y está (me parece) íntimamente ligada a la revolución burguesa… Dicho de otra manera, el “amor materno” puede interrogarse como una construcción histórica. Lo que no quiere decir que anteriormente no cuidaban los niños, ni que lo siente una madre actual (¿todas?) no sea vivido como “real”… Respecto a la “verdad” sobre los horrores nazis, pues es verdad hasta la prueba de lo contrario; que las probabilidades de “otra verdad “al respecto sean nulas, es otra cosa…
Respecto al problema del desvelamiento de una persona, pues sinceramente no veo en que niega el principio de la “verdad provisoria”. En el caso de un encuentro, más que de un “desvelo” se trata, me parece, de una mutua y dialéctica transformación…
Sea cual sea, me parece que son “verdades” de una “naturaleza” diferente de la gran verdad a la cual aludes y que tal vez no seriamos capaces de asumir plenamente. Verdad, Que para ser totalmente sincero, no veo bien en que puede consistir…
Un abrazo.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Amadeus, me refiero al amor concreto, sabía que si aludia al general me objetarías lo que dices...
En resumidas cuentas, pienso que la realidad "es" y ese "es" no lo podemos tomar como queramos, sino que debemos adaptarnos dentro de lo más posible a su estructura originaria. El problema, como te dije antes, está en que quizás no sepamos hacerlo, pero ello no quiere decir que podamos decir y hacer lo que nos plazca sin más. Por ello, ni los nazis ni Heidegger ni nadie se pueden erigir en el portzavoz del ser ni de la verdad. Hay que ser intelectualmente humildes y considerar los resultados como provisionales, pero no por ello como relativos.

Un abrazo.

P.D.: Interesante "disputatio" ésta...

José María Alloza dijo...

Jajaja, esta vez me lo pones complicado :-) Vamos a ver.
Estoy de acuerdo que lo que “es” es… Y desde ese punto vista igualmente de acuerdo en que el carácter provisional del conocimiento –o del “es”- no induce necesariamente el relativismo. Otra cosa es la relación que entrenemos con esa realidad que “es”. No veo en qué y por qué deberíamos “adaptarnos” en la medida que no somos extranjeros a esa realidad… Que somos fruto y parte integrante de esa realidad, ella misma fruto de la actividad humana. A mi parecer, esa realidad, entendida como resultado de la praxis humana, es objeto de transformación más que de adaptación…
Y no es necesario, me parece, apelar a una “estructura originaria” (¿Qué sería?) para elaborar un comportamiento ético…
Un abrazo

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Amadeus, finalmente vamos llegando a un punto de acuerdo... de Heidegger hemos llegado a Kant. Lo que conocemos (fenómeno) lo construimos, pero qué sucede con el "noúmeno"???...
Como siempre, un placer.

Un abrazo.

José María Alloza dijo...

Leyéndote y en primera instancia me vino a la mente un escrito de Engels que decía en substancia: “la experimentación y la industria son, en ellas mismas, una refutación filosófica suficiente al desafío de la “cosa-en –sí” de Kant…”
Lo que ésta hecho, construido, engendrado, se percibe como encontrado o dado, independiente del proceso que lo engendro… A esto lo llamamos: reificación.
La(s) concepción(es) de la filosofía alemana, aun en sus dimensiones más criticas (¿hasta Heidegger?) aparece(n) como la expresión exacta –forma de consciencia- de la reificación de las relaciones (atingencia) de producción… Y mi parecer –instalada en el hiato que separa, una vez por todas, el sujeto-objeto- se encuentra en la incapacidad de entablar el –su propio- “dépassement”…
Tal vez las raíces de las concepciones “desconsoladas” (malheureuses) del existencialismo a la concepción del hombre por la muerte, se encuentren en la “consciencia” de la (su) incapacidad a concebir la transformación de las condiciones de la reificación -alienación…
Un saludo.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Amadeus, al final acabaremos recorriendo toda la historia de la filosofía...
Me perdí un poco en este último comentario, al que poco puedo añadir por mi falta de comprensión...
Pero en sustancia, creo que hablas de lo real y de la capacidad del hombre para entenderla, lo cual nos adentra en otra ardua conversación...

Un abrazo.