miércoles, 20 de julio de 2011

Eduardo Chillida: Moldear el vacío

La obra de Chillida manifiesta un peregrinar constante hacia el silencio. El escultor vasco afirmaba que sus esculturas eran “silenciosas, porque no pretenden llamar la atención, sino adentrarse en lo desconocido.” Atendiendo a estas palabras, bien podemos calificar a Chillida como un místico de la materia. Chillida siempre estuvo a la escucha del silencio, en un hermosísimo intento por recorrer los lindes de las cosas, ese “no-lugar” donde las cosas dejan de ser y quedan sumidas en un silencio indescifrable.
El universo de Chillida se muestra como un universo intuitivo, poético, donde prima la capacidad de asombro y la actitud instaurada en la pregunta. Más que ocupar espacio, la escultura de Chillida pretendía vaciar -desocupar- el espacio mismo. Se trataba de despojar de lo accidental hasta llegar a lo esencial. Al igual que el poeta depura el lenguaje en busca del silencio original, Chillida depuraba la materia en busca del vacío. Así fue como Chillida intentó escuchar la intimidad silenciosa de lo que nos rodea, en un intento fascinante por penetrar la espiritualidad más pura de la materia.

4 comentarios:

Recomenzar dijo...

El silencio la nada maravilloso para crear palabras
un abrazo

Mamen dijo...

Depurar la materia en busca del vacío... Escuchar la intimidad silenciosa de lo que nos rodea... Sin duda una mágica espiritualidad para crear un arte incomparable y sinigual.

Un post impecablemente escrito y que nos ilustra un poco más (al menos a esta pobre mortal un tanto ignorante sobe el tema) sobre la genial obra de Chillida.

Enhorabuena, Rubén, y muchísimas gracias por compartirlo.

Mil besos, un abrazo eterno y todo mi afecto.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

RECOMENZAR, ese silencio es inmortal.

Un abrazo.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Mamen, gracias por tus exageradas palabras, que me hacen atenderte en silencio. Muchas gracias a ti por seguirme.

Besos, abrazos y afectos para ti también.