viernes, 23 de mayo de 2014

El ensayista y la poetisa (III)


Undécima carta


Querida Poetisa,
con tus palabras nos diluyes para siempre… y mientras me diluyo, sigo escuchándote atentamente, pero y tú... ¿y tú?, ¿percibes el silencio?...

Un agradecido abrazo.


Undécima respuesta


Querido Ensayista,
claro que lo percibo, como te percibo a ti en tus comentarios. Una vez que has aprendido a percibir el silencio se convierte casi en un vicio…

Un agradecido abrazo.



Decimosegunda carta


Querida Poetisa,
tus últimas palabras me calaron muy hondamente. Escribes versos que encierran una carga inherente de apertura a un cierto modelo de plenitud, la cual se activa autónomamente desde los dos polos tradicionales implicados en una relación amorosa. Pides sensualidad, ejecutando el acto amoroso desde el descontrol impuesto por la carga sexual. Sin embargo, pides sensualidad ante esa llegada…
Tu presencia sigue creciendo en el silencio, cada vez que te leo en tu obra y en nuestra correspondencia.


Un sentido beso.


Decimosegunda respuesta


Querido Ensayista,
desgranas con acierto la intención de cada verso. Es un privilegio recibir tus comentarios.

Un beso.



Decimotercera carta


Querida Poetisa,
nos hacemos a nosotros mismos en cada una de nuestras acciones, las cuales se van sucediendo continuamente hacia un futuro que todavía no existe y que sin embargo vamos labrando personalmente. Me has hecho meditar con tu obra y me has entregado el motivo para nuevos ensayos, algo que nunca podré pagarte suficientemente. Cada vez con más fuerza los temas surgen por sí solos, en una inspiración motivada por tus versos.

Un beso.



Decimotercera respuesta


Querido Enyasista,
si te he hecho meditar un poquito no pago la deuda que tengo contigo; tú eres responsable de hacerme reflexionar cada vez que te leo. Gracias.
Un beso.


Decimocuarta carta


Querida Poetisa,
tristemente voy concluyendo tu maravilloso poemario y a cada página que resto, siento el final de una plenitud que me ha acompañado durante toda la lectura. Siento que tu presencia de desvanece por entre los silencios de tus palabras, unos silencios que perderán todo su significado y me devolverán a una vida ajena a tu universo.
Algunos de tus últimos poemas me parecieron sensualmente melancólicos, en un esfuerzo por indicar lugares plenos, que jamás podrán llegar a hacerse realidad. Dejas al lector en la espera. Muy buen recurso otra vez, en unos versos colmados de contenidos.
Y sin embargo, la melancolía parece tener un cierto aire poético encantador.
Por otro lado, hablas de un tipo de soledad que vacía de manera abismática. Sin embargo, la soledad elegida para la creación y la reflexión nos colma de manera plena, aunque es bueno saber narrar acerca de ambas.

Hoy te dejo un beso, cargado de melancolía.



Decimocuarta respuesta


Mi querido y fiel Ensayista,
¡¡me encantas!! Es un placer escribir para lectores como tú. Gracias por venir con todo el sentimiento. Tu forma de plantear y sugerir transporta y siempre hace reflexionar.
Lamento no poder corresponderte con lecturas como las tuyas.

Un enorme beso, cargado de agradecimiento.



Decimoquinta carta


Mi querida y agradecida Poetisa
no te preocupes por eso. Tus versos lo dicen todo y te dejan sin decir nada... Conforme te leo, aprendo de una manera nueva que escribir supone desnudar el alma y que leer supone acoger ese desnudamiento con un desnudamiento puro y similar, en donde ambas almas se entrecruzan en un evento maravilloso. La reciprocidad necesaria entre palabra y silencio se hace explícita en tu obra.
Armada de un valor admirable nos enseñas tu interior, en un esbozo maravilloso de tu explosión creadora. Ante semejante belleza, el lector no tiene otra opción que quedar envuelto en tu voz ante preciosas palabras, cargadas de sensualidad.
Me alegra mucho haber conocido tus letras y haber podido observar la manera en que te desnudas a través de ellas. Que la magia nos siga envolviendo en plenitud.
Se advierte fácilmente que tu perspectiva poética alumbra espacios por recorrer y experiencias secretas.

Un beso.



Decimoquinta respuesta


Querido Ensayista,
muchas gracias querido, adoro la forma que tienes de leerme. Eres extremadamente generoso conmigo.

Un sentido beso.




Continuará...

8 comentarios:

Mercedes Pinto dijo...

Sigo estas cartas de los que ya son unos perfectos enamorados. Son unos escritos llenos de sensibilidad. Hay que reconocer que el ensayista escribe más que la poetisa.
Ya se mandan besos, se desnudan el alma, ¡¡Se encantan!!... Seguiré.
Un abrazo.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Mercedes, muy sutiles tus apreciaciones. Es un placer que una escritora como tú lea estas cartas.
La relación que se da en estas cartas corresponde a una relación tan peculiar como especial.
El ensayista escribe más, es cierto, pero recordemos que la correspondencia nació por el interés del ensayista por comentar la obra de la poetisa.

Un abrazo.

Paloma Corrales dijo...

Entiendo muy bien la deuda de gratitud de la poetisa y también su pudor. El interés que muestra el ensayista va más allá de lo visible, atisba en un “yo poético” que pertenece al universo interior, que alguien lo comprenda (en el sentido de penetrar en el significado) no sólo debe suponer una novedad, creo que significa el alivio de compartir sensaciones muy difíciles de explicar, la satisfacción de comprobar que los vericuetos
de la mente y el alma, a veces los de la demencia, son esenciales... es como compartir un tiempo fuera del espacio, una conexión que no se da a menudo entre lector/escritor, pero que cuando ocurre tiene visos de revelación.

Muy interesante la relación epistolar de tus personajes.

Un abrazo largo.

Mamen dijo...

A medida que van fluyendo las cartas se va viendo claramente la evolución de los sentimientos entre el ensayista y la poetisa: ya han pasado del respeto y la admiración a intercambiar confidencias más íntimas, se envían besos, se echan de menos... se quieren.
Sigo esperando la continuación de tan hermosas epístolas.

Un beso y un abrazo enormes.

Inés dijo...

Querido Ruben

Todo es cierto me encanta como escribes, tu búsqueda de la autenticidad y la sensibilidad con la que lees y escribes, todas tus interpretaciones y tus criticas, tus cometarios y tus reflexiones, todo magnifico y acertado, la plenitud y la verdad que buscas están latentes tras los versos desnudos de palabras, el alma transparente y el corazón completamente enamorado de la vida y del amor.

Ruben, mi admiración hacia tus escritos y mi gratitud siempre.

El ensayista y la poetisa es sumamente original, me ha encantado leer la correspodencia entre ellos.

muchos besos para ti,

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Paloma, tu acercamiento interpretativo a ambas figuras es muy acertado. Entiendes con gran cercanía la actitud de la poetisa y la motivación del ensayista.
Lo que aún está por determinar es lo que sucederá en un futuro.

Un abrazo.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Mamen, esta correspondencia narra la maduración posible de ciertos sentimientos, a la vez que ensaya una poética sobre el arte de la poesía, aunque todavía no sabemos dónde desembocará todo este torrente de sentimientos y pensamientos...
Gracias por seguirlos.

Un beso y un abrazo para ti también.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Querida Inés, hace mucho tiempo que no sabía de ti. Gracias por volver. Tu comentario es extremadamento elogioso, por lo que quedo sumamente agradecido por tus palabras y cómo no, por tus silencios. Espero que sigas leyendo esta correspondencia, sobre la que tanto podrías aportar en tus excelentes comentarios.

Besos y muchas gracias.